domingo, 8 de mayo de 2011

Carta a mi Madre

Hace 18 años, 216 meses y 173 días, Dios te premio dándote un hijo y convirtiéndote  así en el ser más importante en la vida de este humilde escrito, que te asegura que daría su vida por ti, este mismo que su único  propósito es verte feliz y hacerte sentir orgullosa cada día que te regale Dios junto a mí. 

Tu el ser que desde el 26 de noviembre 1992 no ha descansado día y noche para velar por el bienestar de este su mayor logro, este mismo que ha estado convirtiendo tu vida en un montaña rusa de sentimientos, con subidas y caídas tal grandes  que serán recordada por los dos como experiencias de las cuales aprendimos y reflexionamos.

Tú la que me enseño a diferenciar el bien del mal, esa misma que no dudo en hacerse sentir como la rectora de mi vida cuando fue necesario.

Tú la que me enseño a respetar y admirar el ser que en mi opinión es el más importante sobre la tierra, ya que una me trajo al mundo y por una de ellas soy capaz de morir.

Tú la que siempre me descubre mintiendo detrás de una risa  que tú misma me provocas, esa misma que me obligo a ir todos los domingos a misa y que por ello ahora se la importancia de Dios en nuestras vidas.

Sé que no soy perfecto y aunque tu tampoco tu lo eres  de algo estoy seguro, que nuestro amor si lo es, si alguna vez sentiste que te falle se que detrás siempre hubo un discúlpame que aunque enmendaba mi error y lo ocultaba no lo hacía menos relevante; perdón por todas esas ocasiones, saber mejor que yo que solo fue una parte de mí y mi a veces incontrolable subconsciente mostrándose.

 Esto es solo el producto de él indescriptible amor que yo: Juan Urdaneta tiene por ti.

“Todo el que tiene una madre, vive lleno de bondad de el amor y la amistad y que de algo está seguro que no hay corazón más puro que el corazón de una madre

“La magnanimidad de tu corazón, es producto de tu fe.”

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