jueves, 2 de febrero de 2012

Un país con futuro incierto.


Después de una larga ausencia en el mundo 2.0 de este blog y en la emoción y regocijo de un nuevo año retomo las andanzas.

Empezando el año con más ganas de vivir que nunca, tratando de comerme el mundo tal cual como es, aprendiendo que los valores más grandes en un ser humano son: la tolerancia, la honestidad, la identidad nacional, la humildad, la dignidad, la aceptación propia de lo que somos y sentirnos orgullosos por eso.
Ahora se preguntaran porque toda esta reflexión idílica, aunque muy filosófica, pues a través de la vida esta nos enseñara a utilizar estos valores que nombre anteriormente queramos o no, aun mas viviendo en esta la sociedad que nos ha tocado, esa misma que nos ha convertido en seres unipersonales y nos ha dibujado la mentira en nuestras mentes, que podemos ser juez y verdugo de esta sociedad y nos ha quitado el derecho a discernir y por lo tanto a opiniones basadas en las opiniones de los demás, por no poseer personalidad, dejándonos así sin identidad propia.

Esta sociedad que nos consumió la totalidad del ser, envolviendo a todas las clases sociales, mediante el uso de la tecnología (Arma mortal de doble filo), tomando ventaja de la manipulación mediática y las redes sociales, llegando al punto de sembrar la semilla de la vulgar y sucia política en la importancia de la comunidad joven de esta país. Creo que es un hecho más que relevante y que no hace falta recalcar que esta sociedad es el producto de 13 años.

No obstante se atreven a usar lo más sagrado de nuestro país, nuestros niños, al estilo más mórbido del adoctrinamiento leninista, y con esto violando nuestra constitución que tanto defienden, mostrando a luz pública con su cara sin vergüenza la doble moral que caracteriza su tan preciado proceso.

Muchos sabrán de lo que aquí hablo y he  dejado implícito, aunque no lo parezco no escribo ni en pro, ni en contra, porque la parcialidad en nosotros los escritores es inversamente proporcional a nuestra veracidad, solo plasmo mis ideas como las siento y percibo, haciendo uso del libre albedrio que así Dios me dio, desde mi punto crítico acerca de la situación quedando al margen de la misma y como decía mi abuela (siempre es mejor mirar los toros de la barrera, aunque son menos emocionantes)

Y les recuerdo que porque muchas personas sigan el mismo camino, esto no nos garantiza que este sea el correcto.

“El pecar por omisión nos hace pecar dos veces”

By Juan Urdaneta