sábado, 26 de marzo de 2011

Nuestra niñez.


Una vez más decido dejar mi inspiración volar. Como todo sabemos, todos y cada uno de nosotros los humanos, tenemos diferentes puntos de vista e interpretamos nuestro mundo de acuerdo a nuestro conocimiento, y esta misma característica en la misma que limita nuestra imaginación. Porque de niños empezamos a ver a un pedazo de papel debidamente doblado, como en unos de esos  F- 16 de la tele o una embarcación de nuestros cuentos ilustrados. Esas figuras inanimadas con las cuales creamos guerras memorables, esas figuras nos dieron horas de diversión ya que nuestras mentes les daban esa vida que ellos realmente nunca tendrán. Quien no tuvo un yo – yo, metras, trompos, una famosa pelota de letras. Sé que algunos no tuvieron la dicha de poder aprender a crear un objeto que vuele, solo con unas cuantas varas de madera, un pedazo de una bolsa plástica e hilo.

Luego crecimos, y nos dimos cuenta que nuestra perspectiva cambio, donde habíamos visto horas de diversión con nuestros F-16,  hoy solo es un pedazo de papel doblado, esas figuras ahora no son más que los juguetes de nuestras mascotas o aquellas que tuvieron suerte todavía están con sus dueños. Los desplazamos por la Tv, el internet o los inmortales videos juegos.

Crecimos de nuevo y esas diversiones se convirtieron en gastos, ya que nuestros hijos al igual  que nosotros quisimos quieren vivir la experiencia de poder vivir la experiencia y sin darnos cuenta, matamos una etapa de sus vidas de forma rotunda, donde ni siquiera son lo suficiente hábiles para manejar una consola de video juego, un computador o cualquiera de las diversiones tecnológicas del siglo. Cuidado no quiero que me mal interpreten, no digo que es malo que ellos tengan esa clases de juegos, porque yo los tuve a una corta edad, y si bien los disfrute y aun los disfruto, creo que no hay mejor manera de tener una niñez, donde tú mismo crearas tus juegos, donde la única limitante de tu imaginación eran las  paredes de tú cuarto y aun así, eran como masa para modelar en las manos de  nuestra mente. Una niñez que no se limite en formato de 21, 32 o 42 Pulgadas, 1, 2 y hasta 4 G (RM) o entre 32 y 64 bits.

Sé que algunos me juzgaran como retrogrado, pero señoras y señores este es mi punto de vista y nadie me lo puede quitar, no quiero sonar arrogante, pero en realidad a mi criterio, la tecnología absorbió a todos nuestros niños y niñas, y  de alguna forma o otra, su diversión esta limita a la capacidad adquisitiva de sus padres.

 “Quiero que mis niños me hablen en soldadito de juguetes, no en GB de memoria”

                                                                                                                       Juan Urdaneta
By Juan Carlos Urdaneta Portillo

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